Entre los nombres propios que explican la Barcelona modernista, a menudo dominada por arquitectos, mecenas y artistas, hay otros que han quedado injustamente en un segundo plano. Uno de ellos es el de Maria Molist, modista nacida en Mataró a finales del siglo XIX que llegó a ser una de las creadoras de moda más prestigiosas de su época y una figura clave dentro de los círculos de la burguesía catalana.
Su historia reaparece estos días a raíz de un vídeo producido por El Nacional.cat y conducido por Macarena Bergada, guía turística especializada en experiencias culturales para todos aquellos que quieran ir más allá de los tópicos turísticos. En el reportaje, Bergada propone una visita conjunta a La Pedrera y al Palau de la Música Catalana, dos espacios que simbolizan las dos caras del modernismo: el ámbito privado de la burguesía, representado por la Casa Milà, y la esfera pública, cultural y social, encarnada por el Palau.
Es en este recorrido por el universo modernista donde aparece el nombre de Maria Molist. Y no por casualidad. La modista mataronense era la preferida de Roser Segimon, esposa de Pere Milà y una de las mujeres más influyentes de su tiempo. Segimon, promotora junto a su marido de la Casa Milà (La Pedrera) y gran aficionada a la música y asidua al Palau de la Música, confiaba en Molist para vestirse, al igual que muchas otras mujeres de la élite barcelonesa.

Roser Segimon, ‘señora’ de La Pedrera, tenía a Molist como modista preferida
Del taller de Mataró a convertirse en un referente en la capital
Hija de una familia campesina, Maria Molist abrió muy joven su primer taller en Mataró, en la calle Palau. A inicios del siglo XX, ya casada con Josep Morera, se instaló en Barcelona, primero en la calle Portaferrissa y más adelante en la calle Pau Claris, desde donde construyó una auténtica casa de modas de referencia. Elaboraba cerca de 200 modelos anuales y sus creaciones eran reconocidas no solo por el refinamiento técnico, sino también por su valor artístico.

Detalle de un vestido creado por la modista mataronense. Foto: Museu del Disseny
En plena efervescencia modernista, trabajaba con sedas, gasas, bordados y blondas de gran calidad, y viajaba a menudo a París para conocer las últimas tendencias, adquirir tejidos y adaptarlas al gusto de la clientela catalana. Su fama llegó tan lejos que, según diversas fuentes, habría llegado a vestir incluso a la reina Victoria Eugenia.
¿Relación con Mompou?
El vídeo de El Nacional.cat también recupera uno de los aspectos más enigmáticos de su biografía: los rumores de una posible relación sentimental con el compositor Frederic Mompou, una conexión que refuerza aún más el vínculo de Maria Molist con el ambiente cultural y musical del momento, el mismo que tenía en el Palau de la Música uno de sus grandes escenarios.

El Palau de la Música Catalana
Hoy, parte del legado de Maria Molist se conserva en diversos vestidos depositados en el Museu del Disseny de Barcelona y en el Centre de Documentació i Museu Tèxtil de Terrassa, testimonio de una mujer que, desde el oficio y el talento, contribuyó a definir la estética de una época.
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