Ana Gómez firma este artículo de opinión
Ana Gómez firma este artículo de opinión

Orgullo de barrio

Ana Gómez Cantador, vecina de Cerdanyola y miembro de En Comú Podem Mataró, se hace eco de la última campaña del partido en este artículo de opinión

Como tantos, mis padres vinieron de Córdoba a Mataró en busca de una vida mejor. En Andalucía, en las décadas de los sesenta y setenta, las condiciones laborales eran muy precarias. Ellos supieron lo que era pasar hambre y tener que trabajar duro para los “señoritos” con el fin de sacar adelante el futuro de la familia.

Su primera vivienda fue una habitación dentro de un piso compartido, ahora llamados pisos patera, con sus hermanos y más gente que ni siquiera conocían. Mi padre encontró trabajo como albañil y los fines de semana trabajaba como camarero —sin contrato—, igual que mi madre, que en cuanto nos dejaba en la escuela, trabajaba limpiando casas —también sin contrato—.

La historia no se repite, pero rima. Ahora veo cómo mis vecinos vuelven a vivir en estas mismas condiciones. Familias que no vienen de Andalucía, sino de unos kilómetros más al sur. Ahora, tampoco hay vivienda al alcance de todos, ni contratos dignos, ni trabajo bien remunerado. Volvemos a estar en la precariedad.

Mis padres no eran el enemigo, y ahora tampoco lo son los más desfavorecidos de mi barrio. El objetivo es el mismo: mejorar las condiciones de vida. Porque, si bien hay muchas cosas que no han cambiado, hay otras que sí. Por ejemplo, lo que antes no teníamos y hoy sí: una red de escuelas públicas que permite escolarizar a nuestros hijos desde los dos años. Y eso no apareció por arte de magia, sino que fue fruto de las luchas de nuestros padres y abuelos para conseguirlo. Personas que venían de fuera de Mataró, que se instalaron en la periferia de la ciudad en una situación socioeconómica muy compleja, y que querían llevar a sus hijos e hijas a la escuela, que entendían como un derecho fundamental y una vía de emancipación social.

Por eso me rebelo ante las palabras de odio que utiliza la extrema derecha y me rebelo contra el discurso de que “todos los partidos son iguales”. Me niego a asumir una narrativa racista y que, en el fondo, va en contra de los pobres. Que pretende enfrentar a personas que tenemos unos intereses compartidos. Hay que cambiar esta visión totalmente polarizada y dar soluciones reales con propuestas coherentes. Se puede hacer.

Milito desde hace veinte años en el espacio que hoy representa En Comú Podem, una coalición que trabaja para intentar poner en el centro las necesidades de los vecinos y vecinas, mejorando el espacio público, haciendo políticas sociales, garantizando el derecho a la vivienda y generando empleo digno y de calidad. Somos conscientes de que barrios como Cerdanyola, Rocafonda y El Palau sufren desigualdad y segregación y que requieren inversiones de todas las administraciones para resolver los problemas estructurales que arrastran desde hace décadas. También, sin embargo, somos conscientes de que los discursos de odio están llegando con fuerza a nuestras plazas y calles, y que los partidos que los impulsan no ofrecen soluciones reales, sino únicamente crispación y problemas.

Por eso, En Comú Podem hemos iniciado una campaña que lleva por título #Orgulldebarri. Con esta campaña queremos reivindicar, con un mensaje en positivo, un sentimiento de estima hacia nuestros barrios. Este amor viene acompañado de propuestas constructivas para mejorarlos. Para reivindicar que tenemos un proyecto para ellos: queremos espacio público verde y de calidad, más equipamientos y servicios que den vida al barrio, un Plan de Barrios que incida en la segregación urbana, en rehabilitar comunidades de vecinos, controlar los alquileres, poner en marcha una Unidad antidesahucios y un modelo de policía de proximidad, con una estrategia de seguridad centrada en la prevención.

En definitiva, para reivindicar que tenemos derecho a un futuro compartido que comprenda las necesidades reales del barrio. Porque, como decía Joan Fuster, «la política, la haces o te la hacen», y la verdad es que cualquier gestión de los conflictos del barrio implica hacer política en mayúsculas.

Durante el mes de junio estaremos en las calles de El Palau, Cerdanyola y Rocafonda para explicar nuestra propuesta y demostrar que hay una alternativa al miedo, a la resignación y a la consigna de que “todos los políticos son iguales”. Cada flyer que repartimos, cada encuentro vecinal que organizamos, cada vídeo que difundimos por redes sirve para construir un relato positivo y de esperanza. Queremos barrios con más servicios públicos, con inversión en políticas sociales, con más oportunidades para la juventud, con más seguridad desde el apoyo social, con más vivienda digna y equipamientos para todos. Queremos políticas valientes que pongan a la gente común en el centro.

Estamos muy orgullosos de vivir en los barrios.

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