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Artículo de Opinión de Carles Estapé

Carles Estapé

Sobre campings, piscinas, infraviviendas y pobreza

Carles Estapé reflexiona, en este artículo de opinión, sobre la realidad que ha destapado el asentamiento desalojado cómo es la extrema pobreza que sufren muchos vecinos de Mataró

Las imágenes de las piscinas y las casas de madera idílicas con vistas a nuestro Mediterráneo son la absurda imagen que nos quedará en la memoria del desalojo de este mal llamado “cámping” que era, en realidad, un asentamiento de infraviviendas, de chabolas disfrazadas de roulotte.

El contraste casi pornográfico entre las imágenes del vídeo promocional que los promotores mafiosos utilizaban para vender su ciudad de vacaciones, y la dura realidad del asentamiento de viviendas precarias e indignas representa la contradicción más brutal del capitalismo inhumano en el que nos ha tocado vivir.

Y es que la primera cuestión que hay que abordar de este triste capítulo de la historia mataronina son, precisamente, las mafias especulativas y delincuenciales, representadas por los supuestos empresarios de la inmobiliaria que arrendaba las roulottes y otras chabolas a las personas que, agotadas por la desesperación de no poder pagar una vivienda digna, asumían el riesgo de malvivir en este recinto insalubre, a pesar de la situación privilegiada del terreno, como el romero del caminito entre el mar y la montaña.

Sí, son mafias carroñeras que aprovechan las sobras que dejan los fondos buitre y otras especies ávidas de rentabilidades altas e inmediatas, de inversiones altamente especulativas que convierten la vivienda en un producto financiero, (leed “El secuestro de la vivienda” de Jaime Palomera), mientras el sentido común y nuestro ordenamiento jurídico lo definen como un derecho básico universal incuestionable.

Hay una segunda cuestión: El hecho mismo de ejecutar una orden judicial de desalojo amparada en razones de seguridad por el riesgo de incendio. Es evidente que el Ayuntamiento de Mataró tenía la obligación de desalojar el asentamiento, pero me pregunto si se calcularon las consecuencias que la actuación podía tener. Me pregunto si alguien se preocupó de planificar la respuesta de la administración municipal ante la previsible situación en la que han quedado las personas que vivían en este asentamiento, más allá de ofrecer “una atención individualizada” caso por caso y tres noches de alojamiento en una u otra pensión.

Quiero reconocer la labor incansable del Sindicato de Vivienda de Mataró porque, aunque considero desafortunados o alejados de la realidad algunos de sus discursos, es el único colectivo de la ciudad que persiste en la defensa de los excluidos, dando voz a quienes no la tienen. Parece que en este caso están consiguiendo sentar al gobierno municipal en una mesa de negociación absolutamente necesaria para encontrar soluciones justas para las personas afectadas. Y no entiendo la falta de reacción por parte de la recientemente recuperada Defensoría de la Ciudadanía, que en el ejercicio de sus funciones, debería haber intervenido de oficio en una cuestión que afecta de lleno a los derechos de proximidad de las personas afectadas.[banner-AMP_5]

Y la tercera cuestión, y la más importante. Todo esto ha pasado porque en Mataró hay pobreza. Porque en la ciudad hay personas excluidas de la posibilidad de vivir dignamente, porque hay trabajadores y trabajadoras con salarios precarios que mensualmente pagan el diezmo (y no precisamente la décima parte como hacían los vasallos al señor en la época feudal) al rentista de turno que cierra los ojos porque le importa un comino la dignidad (la suya propia y la de los demás).[banner-AMP_6]

Y no sabemos mirar la pobreza. Porque es el espejo de nuestras contradicciones, y no la queremos mirar porque nos da miedo. Y no la queremos afrontar porque afrontar la pobreza, erradicarla, implica renuncias.

No hay otra manera de hacer frente a la pobreza que renunciando a la riqueza, no hay otra manera de afrontar la exclusión que renunciando a los privilegios.[banner-AMP_7]

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