El dramaturgo mataronense Toni Cabré
El dramaturgo mataronense Toni Cabré

Cugat Comas

Toni Cabré: "El teatro tiene que remover más que no convencer"

Hablamos con el dramaturgo de Mataró Toni Cabré que acaba de publicar la trilogía 'Temps estèrils'

Toni Cabré es uno de los creadores mataronenses más destacados. Su estilo escribiendo teatro se asemeja a su mirada: dos ojos vivos y expresivos, atentos a todo y con capacidad incisiva para fijarse un poco más allá. Acaba de publicar ‘Temps estèrils’ (Cossetània - Quarts de la Font del Cargol), una trilogía de tres obras terminadas en los últimos tres años. La presentación, el pasado domingo 16 en Can Valerià, fue al mismo tiempo una especie de celebración de los 40 años desde que Cabré comenzó una trayectoria sólida, de las más consistentes en la dramaturgia catalana. ‘Vespres d’insomni’ (2023), ‘Gaire re’ (2024) y ‘Soc aquí per ajudar-te’ (2025) se suman a la larga colección de obras de Cabré. De éxitos publicados y representados. Y también de los que no.

Leer teatro publicado debe ser un ejercicio minoritario, pero ir siguiendo los ‘Cabré’ publicados permite coleccionar conflictos, contradicciones, fragilidades y obsesiones de nuestra sociedad. Con un catalán excelente y mucho —muchísimo— trabajo, su teatro destila inteligencia, picardía y humanidad y como este ‘teatrero’ dice con su nuevo libro y las reacciones que suscite —incluida la de quienes quieran representarlo— ya está contento.

Un libro con tres obras. En la primera aparecen el sinhogarismo, la corrupción, la pederastia y la religión. 

Quiere ser una especie de graffiti de diferentes piezas para ir circulando por la mente de un mismo dramaturgo. Es una pieza acordeón, una estrategia que usaba Bertolt Brecht, que te permite introducir lo que quieras. Y eso es lo que hice. En la obra hay un personaje que quiere contar lo que ve y que acaba volviéndose loco.

La acotas mucho para que sea simple de representar.

Lo veo con cuatro actores que interpreten todos los personajes. Y además, las escenas no se cortan, no hay apagones. Por tanto, se van cambiando, transformando: uno aparece por aquí y otro por allá… Aparecen con apagones, pero sin detenerlo. Y eso aún te da más la idea de que es él quien se va apropiando de las historias. Temas que se plantean y después que cada uno piense lo que quiera. Que salga del teatro o de la lectura de la obra rumiando, con dudas, no con todo resuelto.

Mucho del teatro más popular no es precisamente así...

El mío no es un teatro del que la gente salga entusiasmada o convencida. Estoy harto de ir al teatro donde me dan un discurso, donde me hacen programa hablando de la eutanasia, la vivienda o la inmigración. Hay demasiado discursito. Demasiadas obras que acaban con la moralina de lo políticamente correcto. Vas a ver Macbeth y no tiene nada que ver con eso. Macbeth te planta una bomba y te vas a casa y piensas. Macbeth no redime ni condena: te pone ahí el problema de la ambición o lo que sea. Mi teatro no acaba con una moralina autocomplaciente para que el público salga eufórico diciendo “¿ves cómo se pueden mejorar las cosas?”. El teatro no es para mejorar: el teatro es para remover más que convencer. Remover y a partir de ahí cada uno que haga lo que quiera.

La segunda obra es ‘Gaire re’. Aparece un revolucionario desencantado.

El protagonista es un hombre que en los años 70 tiene 18 años, y por tanto vive toda la transición. Es mi evolución vital como generación: vivimos el franquismo, la transición, la victoria socialista del 82, el gran fracaso, la gran decepción, etc. Aquí está ese personaje que mantiene unos ideales revolucionarios que han quedado fuera de tiempo, y que tiene un hijo que trabaja en La Caixa. Todo lo que ha logrado es un hijo que trabaja en La Caixa. Es la plasmación de un conformismo, de cómo el mundo se ha comido todo eso.

Las intervenciones de los personajes son largas y consistentes. Casi monólogos. 

Eso es buscado. No quería hacer un monólogo pero los personajes aparecen escalonadamente y propician que casi lo sean. La mujer aparece solo al final y es un personaje que imagino con una actriz muy potente. Pero mi trabajo no es ese, eso ya depende de quien lo represente.

En la tercera obra, un tema muy vigente: la IA. ¿Por qué?

Hace año y medio o dos, un primo mío, en una comida familiar, me habló y entré por primera vez a ChatGPT. Llego a casa y lo pruebo. Le empecé a hacer preguntas y consultas incluso sobre mis textos. Y me gustó mucho porque era muy lógico. No me daba ningún arrebato. Pensé que daba para hacer una obra. Y jugué con ello. Yo le decía lo que dicen los personajes y le preguntaba “¿ahora qué diría él?”, y boom. Por eso la escribí con las frases que me decía. La propia IA acaba diciendo a los personajes, que le consultan, que ni se pueden imaginar hasta dónde llegará la propia tecnología. Por tanto, esta no es una obra de ahora ni del futuro, porque no soporto la ciencia ficción. Es un conflicto que puede darse ahora y que dentro de diez años será igual.

El acto de los 40 años, el ‘Teatre Reunit’ y este propio libro, en poco tiempo. ¿Te estás reivindicando?

El Teatre Reunit llegó porque tocaba, me lo dijeron y escogí las obras. Pero solo me subí al carro. Este libro pasó porque tenía las tres obras y ninguna había concretado la publicación y publicar teatro cuesta mucho. De las disciplinas que más cuesta. Poder unir tres obras en un libro y tenerlo publicado es importante. Una vez publicado ya puedo moverlo para que se represente y lo hago. Esto (el libro) ya está. A partir de aquí ya no lo puedo controlar.

“Un autor que publica pero que se representa poco”

Esta etiqueta no me la quitarán nunca pero he estrenado 12 obras profesionalmente. He escrito muchas más, pero 12 profesionalmente. Objetivamente es un buen dato, pocos autores pueden decirlo. Es cierto que hay un desfase entre lo que he escrito y lo que se ha estrenado, porque escribo mucho, una obra cada año, cada año y medio. Quedan publicadas, todos las tienen, todos los teatros, los productores…

¿Por qué no se te representa más?

No he trabajado nada el elemento de las complicidades y amistades, hacerte del grupo, ir a sobornar… Con quien más colaboré fue con Moisés Maicas, con quien estrené tres y íbamos a estrenar la cuarta. Hace años quizás me preocupaba más que las obras se hicieran, pero con el tiempo he llegado a estar muy contento con poder publicar.

En febrero sí hay estreno y en casa. ‘Ombres de memòria’ en la Saleta de Sala Cabanyes.

Es muy acertado que el estreno absoluto sea aquí y en una ocasión como esta, en los 90 años de la Guerra Civil y con toda una serie de actos que la complementarán. La Saleta está a 50 metros de la cárcel de donde sacaron al rector de Santa Maria y lo llevaron al cementerio para matarlo. Es la primera vez que se toca el tema del Doctor Samsó fuera de los ámbitos de misa. Yo lo he tomado como un hecho histórico que ocurrió. No intento hacer posiciones morales. El equipo de cinco autores que lo ha tomado con Joan Peran en la dirección está ensayando desde antes del verano. Creo que tendrá su rollo porque hará darse cuenta de que el teatro, a veces, hecho así tiene un sentido más allá de la propia obra.


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