Cuando pensamos en la planta de tratamiento de residuos de Mataró, a menudo la imagen que nos viene a la cabeza es la de una incineradora convencional. Pero esta percepción no hace justicia a una infraestructura que va mucho más allá. Maresme Circular, la entidad que gestiona la planta, explica que esta funciona como un centro de valorización integral, donde se aplica una gestión avanzada de los residuos que no han sido separados en origen. Se trata de aprovechar al máximo los materiales recuperables antes de que lleguen a la incineración. Esta instalación, lejos de ser un punto final para nuestras basuras, está pensada para reducir el impacto ambiental, optimizar recursos y caminar hacia un modelo de economía circular a través de la apuesta por la sostenibilidad, la innovación y la eficiencia.
Un modelo de gestión de residuos pionero
La planta de Mataró, puesta en marcha con su configuración actual en 2012, ha sido desde sus inicios un referente. Mucho antes de ser "incinerados" –siempre la última opción– los residuos reciben un tratamiento exhaustivo. De las 200.000 toneladas de fracción resto –los residuos del contenedor gris– que llegan anualmente, casi la mitad, un 45%, se recuperan para nuevos usos: los materiales que lo permiten se reciclan, y la materia orgánica se trata para estabilizarla. Esto significa que poco más de la mitad de la fracción resto acaba realmente en la incineradora, desmintiendo la idea de que todo se quema sin más.

Centro Integral de Valorización de Residuos del Maresme. Foto: Marga Cruz
Uno de los rasgos distintivos de la planta del Maresme es su flexibilidad y capacidad de tratamiento de la materia orgánica. A diferencia de la mayoría de instalaciones, como señala Maresme Circular, "tenemos implementados los dos procesos biológicos existentes: el compostaje aeróbico y la digestión anaeróbica". Esta dualidad permite una gestión óptima de la materia orgánica y, especialmente, la generación de biogás a partir de la orgánica mezclada con la fracción resto, un verdadero reto que la planta ha superado con éxito. "Somos una excepción, ya que sabemos cómo digerir la orgánica mezclada", afirma la entidad. Esta apuesta se traduce en la producción de casi 2 millones de metros cúbicos de biogás que, de otro modo, se perderían, y con ellos, un importante aprovechamiento energético.
La energía que se transforma: Cuatro vías de generación
La planta del Maresme no solo gestiona residuos, sino que también se posiciona como un actor clave en la generación de energía. Es la única planta de tratamiento de fracción resto en España que produce energía de cuatro maneras diferentes:
- Valorización energética de los residuos: A través de la incineradora, que transforma en electricidad los residuos que no se pueden reciclar.
- Biogás: Obtenido de la materia orgánica tratada proveniente de la fracción resto.
- Cubierta fotovoltaica: La más grande de la comarca, que Maresme Circular ha duplicado, sumando 477 kWh/año a los 328 kWh/año actuales.
- Aporte de calor al TubVerd: La fuente de energía térmica más importante de la red urbana de distribución de calor y frío de Aigües de Mataró es la planta de residuos de la que se extrae vapor de alta presión que permite obtener hasta 30 Tn/h de vapor, el equivalente a 22,5 MW de potencia térmica.
Esta diversidad de fuentes energéticas hace que la planta sea "totalmente singular", destacando por encima de otras como la de Barcelona, que no dispone de cubierta fotovoltaica ni de generación de biogás a partir de la fracción resto. La planta del Maresme produce más de 100.000 megavatios hora de energía eléctrica cada año, de los cuales más del 70% se distribuyen a la red eléctrica, suministrando electricidad a unas 30.000 viviendas.

Entrada a la planta de tratamiento de residuos de Mataró
Eficiencia y excelencia operativa
La configuración de la planta y su operación se traducen en resultados de excelencia reconocidos. La del Maresme es la segunda planta de tratamiento de fracción resto del Estado español con mejores resultados en separación de reciclables (papel, cartón, vidrio, metales, plásticos), con una tasa superior al 11%, según recoge una comparativa de 2021 con 93 plantas similares de tratamiento de fracción resto. Además, el operador internacional de la incineradora, Veolia, con cerca de 100 plantas en todo el mundo, sitúa la planta del Maresme en el Top 10 en disponibilidad, un indicador que mide las horas que la caldera funciona sin paradas por incidencias o mantenimiento. "Nuestra planta ya tiene más de 30 años de antigüedad, y que esté en el Top 10 de disponibilidad es muy significativo", subrayan desde la entidad gestora de la planta.
Otro punto fuerte es el coste. Dentro de las 13 plantas de tratamiento de resto en Cataluña, la de Mataró siempre ha sido la primera o segunda más barata para los usuarios, es decir, para los ayuntamientos consorciados. "Ofrecemos un precio económico a pesar de ofrecer también muy buenos resultados", asegura Maresme Circular, ejemplificando que "en el área metropolitana pagarían unos 40 euros más por tonelada".
Innovación y compromiso con el entorno
A pesar de su compleja localización, en medio de una zona urbana, la planta del Maresme ha implementado medidas pioneras para minimizar su impacto. Maresme Circular destaca, por ejemplo, el sistema de tratamiento de olores: "Para ser la localización que es nos salimos muy bien, y vamos mejorando procesos". Así, han conseguido una reducción del 80% de la concentración de ácido sulfhídrico (H2S) –el mayor causante de los malos olores– de la materia orgánica en descomposición de los digestores de la nave de biometanización gracias a la introducción de óxidos de hierro naturales.

Ampliación de la cubierta fotovoltaica de la planta
La seguridad y la transparencia son pilares fundamentales. En este sentido, Maresme Circular ha priorizado la monitorización biológica y ambiental a largo plazo. Desde 1995, hace 30 años, se analizan muestras de sangre, orina y leche materna de la población circundante, un estudio de salud pionero en España por su duración y alcance. Las conclusiones son claras: "La exposición de la población del Maresme a los niveles de dioxinas, furanos, policlorados bifenilos y metales pesados de la planta de recuperación energética no supone ningún riesgo para su salud", según el Consorci Sanitari del Maresme. Esta evidencia objetiva desmonta miedos y malentendidos.
Educación ambiental de referencia
La planta es también un motor de educación ambiental. Ha hecho una inversión importante para atraer público y ofrecer un programa educativo actualizado y atractivo, con visitas guiadas –también adaptadas para personas con movilidad reducida– con una experiencia inmersiva con gafas de realidad virtual incluida, para sensibilizar sobre la importancia de reducir la generación de residuos. Con más de 17.000 asistentes cada año, la planta se ha convertido en una instalación referente en este sentido.
Comentarios