Protesta de la ANC en Santa Susanna
Protesta de la ANC en Santa Susanna

Redacció

Elevan la lucha de los campesinos del Maresme a "cuestión de soberanía nacional"

La ANC defiende el derecho a decidir el modelo de país en el conflicto del Pla de Balasc de Santa Susanna entre los campesinos del Alto Maresme y el Ayuntamiento de la localidad

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha hecho público su posicionamiento en relación con el conflicto urbanístico del Pla de Balasc de Santa Susanna, en el Maresme, donde se ha denunciado la posible pérdida de un espacio agrícola protegido. La entidad sitúa esta cuestión en el marco más amplio del derecho a decidir y de la soberanía sobre el territorio y la alimentación, reafirmando que la independencia es una herramienta para “cambiar el país” y no para mantener el statu quo. En un extenso documento hecho público recientemente, la ANC sostiene que “muchos campesinos quieren la independencia no para que todo continúe igual, sino para poder cambiar democráticamente las cosas a partir de algo tan sencillo como el derecho a decidir”. La entidad subraya que el modelo territorial y agrario “condiciona nuestra calidad de vida y la de nuestros hijos” y que la democracia debe dejar de ser “una palabra vacía y desacreditada” para convertirse en un instrumento real de participación ciudadana.

Para la ANC, el debate sobre el Pla de Balasc no es solo un asunto local o sectorial, sino una expresión de cómo el país decide su futuro. “Como miembros de un país libre debemos poder decidir cómo y dónde queremos vivir y también, cómo y qué queremos comer”, afirma el texto. En este sentido, la entidad defiende la necesidad de promover una “política alimentaria” que vaya más allá de la gestión agraria tradicional e incorpore criterios de proximidad, diversidad y autosuficiencia. El documento insiste en que la preservación de los espacios agrarios debe ser “una tarea de todo el país”, no solo de los campesinos. “Debe debatirse con seriedad si queremos cultivos y campesinos de proximidad, pero también qué alimentos queremos comer”, subraya, vinculando la defensa del territorio con los valores de la democracia participativa y la sostenibilidad.

La ANC recuerda que en el Maresme “quedan pocas zonas agrarias protegidas” y que el Pla de Balasc es uno de los últimos espacios clasificados como suelo no urbanizable de alto valor agrícola según el Plan Director Urbanístico del Sistema Costero. Por ello, la entidad considera que su protección “es una cuestión de país”.

Crítica a la gestión urbanística municipal

Aunque el documento tiene un tono principalmente político y estratégico, la ANC también denuncia irregularidades urbanísticas que, según la entidad, habrían puesto en riesgo este espacio agrario. La Asamblea acusa al alcalde de Santa Susanna, Joan Campolier, de llevar a cabo una “cuidadosa planificación para lograr por la vía de los hechos consumados la destrucción de la zona agraria del Pla de Balasc”. Según la ANC, esta operación tendría como objetivo “convertirlo en una reserva barata de suelo urbano para cubrir las necesidades del sector turístico y hotelero”. La organización destaca que “el poder de convocatoria que tiene la ANC y, sobre todo, su imagen, hace que cuando formula una crítica o encabeza una reivindicación, se convierta en un punto de referencia”. Con esta premisa, el Secretariado Nacional aprobó el 20 de septiembre apoyar la lucha de los campesinos afectados y de diversas entidades locales, como la Unió de Pagesos del Maresme, Preservem el Maresme y Salvem la Vall de la Riera.

La ANC con su presidente Lluís Llach comparecieron en el Pla de Balasc
La ANC con su presidente Lluís Llach comparecieron en el Pla de Balasc

 

En el fondo, la posición de la ANC vincula la defensa del Pla de Balasc con su visión de la independencia como herramienta transformadora. “La independencia es una herramienta para cambiar el país”, recuerda el texto, “pero las herramientas deben utilizarse con inteligencia para obtener resultados; si no es así, no nos sirven para nada”. La entidad defiende que la soberanía nacional incluye también la soberanía territorial y alimentaria, y que los proyectos urbanísticos que afectan espacios agrícolas deberían ser objeto de control democrático, transparencia y debate ciudadano. “Queremos que la toma de decisiones en cuestiones importantes se haga con la participación activa de toda la ciudadanía, sin dejar margen para su manipulación ni para la demagogia”, afirma.

Además, la ANC insta al Govern y al Parlament a actuar: reclama a la Conselleria de Territori i Urbanisme que suspenda la aprobación del nuevo POUM de Santa Susanna hasta aclarar las presuntas irregularidades, y a la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) que haga cumplir sus propias resoluciones sobre el vertido de aguas subterráneas al mar.

Una defensa simbólica del país

Más allá de la denuncia concreta, la intervención de la ANC en el caso del Pla de Balasc se inscribe en una concepción amplia de la soberanía: decidir sobre el territorio es decidir sobre el futuro colectivo. La entidad lo expresa en términos simbólicos: “Lo que se plantea es un problema de todo el país”. Por ello, defiende que la lucha de los campesinos del Maresme “es también una lucha por la democracia y por la dignidad de nuestras instituciones”. Con esta posición, la ANC traslada el debate sobre el Pla de Balasc más allá del Maresme y lo convierte en un ejemplo del tipo de país que quiere construir: uno en el que la independencia sirva para decidir “cómo queremos vivir y qué queremos comer”.

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