CULTURA fugarolas
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Can Fugarolas de momento no se toca: la jueza cierra el paso a la Sareb

El proyecto de Can Fugarolas gana tiempo: la jueza insta la propiedad de la finca a optar por un procedimiento judicial diferente

Can Fugarolas ha salvado una bola de partido. Este lunes se ha conocido el resultado de la vista del juicio del pasado jueves, cuando la Sareb, propietaria de la finca, quería declarar nulo el contrato de masovería urbana vigente. La jueza no ha fallado directamente sobre este, lo que ha hecho es redirigir la partida judicial a otro campo, el del procedimiento ordinario. Esto significa que el fantasma de un desahucio contra el equipamiento del barrio de l’Havana de Mataró se aleja en el tiempo y que la vía judicial será más larga de lo que el ‘banco malo’ quería y aspiraba.

La Federación de Can Fugarolas ha celebrado la noticia como “noticias buenísimas que nos permiten ganar tiempo para presionar y sobre todo construir una estrategia de futuro”. ¿Qué significa esto? Lo que ha hecho la jueza es considerar que el procedimiento judicial abierto no es el adecuado y, por tanto, si la Sareb quiere volver a solicitar un desahucio deberá cambiar a un procedimiento por vía ordinaria. De entrada, este nuevo campo permite a Can Fugarolas poder presentar recurso contra una hipotética sentencia en contra en el futuro. Este es el balón de oxígeno y tiempo que gana Can Fugarolas a partir de ahora. Obviamente, la Sareb no cesará en su intento de poder vender la finca –y tiene un calendario apretado para lograrlo, porque como entidad tiene fecha de caducidad, el banco malo– pero el proyecto social, cultural y comunitario gana margen para intentar conformar una alternativa al cierre. Una alternativa que, como es sabido, pasa por la compra y adecuación del proyecto, sumando alquiler cooperativo y asequible para hacer viable la operación.

Can Fugarolas al jutjats. Foto: R.Gallofré
Can Fugarolas en los juzgados. Foto: R.Gallofré



El conflicto continúa

A ambos lados del campo sigue habiendo el mismo conflicto. La SAREB busca la posesión de la nave, aunque Can Fugarolas defiende la validez legal del contrato de masovería urbana firmado en 2016, que les da derecho a ocupar el espacio. Además, desde el colectivo argumentan que, durante los más de diez años de ocupación, han realizado mejoras sustanciales en el edificio, como la rehabilitación de la fachada y la instalación de placas fotovoltaicas, que han permitido poner en marcha una gran variedad de actividades sociales y económicas, y que esta parte se debe tener en cuenta.

Quien sigue dentro del plano y encuadrado como protagonista, también, es la administración y especialmente el Ayuntamiento de Mataró, a quien el colectivo de Can Fugarolas insta a buscar soluciones en alianza para mantener el espacio como centro cultural y social para el barrio y la ciudad. En este sentido, no se ha dejado de trabajar entre bastidores con entidades de la economía social y solidaria de los ámbitos de la vivienda y el crédito para posibilitar una compra colectiva y rehabilitar la nave para convertirla en un espacio mixto, que incluya tanto actividades comunitarias como vivienda social. Esta pantalla sigue estando en el horizonte, pero pasa por una alianza de facto con el Ayuntamiento de Mataró y una modificación del planeamiento urbanístico de la zona.

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