La playa de Mataró, motor económico cuando no había puerto.
La playa de Mataró, motor económico cuando no había puerto.

Por qué las playas de Mataró eran clave por el comercio cuando la ciudad no tenía ni puerto?

Mataró fue un polo de atracción del comercio marítimo durante siglos a pesar de no tener un puerto. El comercio durante el Siglo XVI y XVIII fue especialmente intenso a la costa de la ciudad.

A pesar de ser ciudad costera, Mataró vivió del comercio marítimo y del mar en general sin tener un puerto construido durante siglos. El Puerto, tal y como lo conocemos, se inaugura en 1991, a pesar de que al 1701 ya había la primera idea de hacer uno en la capital del Maresme. Por eso, las playas de Mataró fueron muy relevantes por el comercio todo y esta carencia, en dos momentos claves separados en el tiempo. Son estos.

Por un lado, durante el siglo XVI la playa de Mataró y la de la Torre de Argentona (actualmente forma parte de la capital del Maresme) funcionaban como cargadores naturales. A mediados de este siglo los barcos anclaban ante el litoral y pequeñas barcas transportaban las mercancías hasta la arena. Desde allá se exportaban vino, aguardiente y, sobre todo, madera y carbón provenientes de los bosques de Dosrius y Canyamars, que servían para calentar hogares, alimentar hornos e impulsar oficios como la alfarería o la metalurgia.

Los documentos notariales de la época, tal y como compilación Daniel Daví, del Centro de Estudios de Arqueología e historia de Mataró, dejan constancia de la intensidad de este comercio: quintars y sacos de carbón se venían a comerciantes de Argentona y Mataró que después lo hacían embarcar hacia Barcelona. La madera también tenía un valor estratégico: era materia prima para la construcción naval. Tanto es así que el 1521 la Corona ordenó fabricar galeras en la playa de Mataró con madera extraída de los bosques de la cercanía. Esta actividad transformó el litoral en un punto de comercio clave, compitiendo directamente con el puerto de Barcelona. Muchos mercaderes preferían desembarcar a Mataró y hacer el transporte por tierra hasta la capital para evitar los altos impuestos que se pagaban.

Port de Mataró.
Puerto de Mataró.

Mataró, capital marítima sin puerto

El comercio marítimo creció a lo largo de los años y, ya en el siglo XVIII, Mataró vivía una auténtica expansión vinculada en el mar. El tráfico constante de embarcaciones y mercancías hizo crecer oficios como pescadores, marineros, palers, bovers o remendaires, y la cofradía de Santo Yelmo construyó unos astilleros a la playa para fabricar pequeñas embarcaciones. También se fundó una escuela náutica donde se formaban patrones y marineros preparados para la navegación transatlántica.

La relación de la ciudad con el mar era tan estrecha que la Corona española reconoció Mataró como capital de la provincia marítima el 1751, con jurisdicción desde Montgat hasta Tossa de Mar. Este título reflejaba el peso de la ciudad en el comercio y la navegación, y todavía hoy queda como legado un símbolo muy visible: la bandera de Mataró es la misma que la de la provincia marítima creada al siglo XVIII. Los mataronins se volcaron con el mar, y había muchos aventureros que se lanzaron a las amèriques a hacer fortuna, tal y como se recoge en este artículo del Todo Mataró.

Ya a principios de siglo, y en este contexto, sobrevolaba la idea de hacer un puerto a Mataró, proyecto apoyado por el hecho que Felipe V otorgó el título de ciudad a la hasta el momento villa de Mataró. La actividad marítima era creciente, y las discusiones de marineros y pescadores para ocupar las mejores zonas de la playa, un hecho habitual.

Un puerto que llega después de proyectos fallidos

Después de siglos funcionando como puerto natural sin infraestructuras, la historia del puerto de Mataró está marcada por intentos frustrados. El 1867, la ciudad perdió pes dentro del sector marítimo cuando el gobierno de Isabel II suprimió la comandancia de la Provincia Marítima por razones económicas. No fue hasta el 1918, gracias a Carles Padrós, que se impulsó un nuevo proyecto, a pesar de que la subasta quedó desierta y la obra se aplazó décadas. El 1965, la construcción de un espigón para frenar la regresión de la playa reavivó las esperanzas e hizo nacer el Club Náutico, que dos años más tarde ya planteaba un nuevo puerto. El 1972 se creó la sociedad mixta "Puerto de Mataró SA", formada por instituciones locales y económicas, que lideró definitivamente el proyecto. Después de unas primeras propuestas rechazadas por la presión popular, el 1981 se aprobó ubicar el puerto en el emplazamiento actual. El 10 de abril de 1988 se colocó la primera piedra, y tres años más tarde, el 7 de julio de 1991, se inauguraba finalmente el Puerto de Mataró, poniendo fin en 289 años de espera.

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