El mural, al Parc de Rocafonda
El mural, al Parc de Rocafonda

Por qué Rocafonda es más que un barrio: una historia de migración, trabajo y resistencia

El barrio de Mataró, conocido mundialmente por la irrupción de Lamine Yamal en el mundo del fútbol, es un espacio de superación y reivindicación que sigue buscando su lugar en una de las capitales catalanas.

Rocafonda no es solo un barrio de Mataró que Lamino Yamal reivindica cada vez que marca un gol con el símbolo del 304, código postal de esta zona de Mataró. Es una zona marcada por las onadaes migratorias, pero sobre todo por la lucha obrera y por la resistencia vecinal ante las no pocas adversidades a las que se han enfrentado a lo largo del tiempo. Ubicado dentro del mapa de la capital del Maresme entre la Ronda de Alfonso X el Sabio y la carretera de Mata, actualmente viven más de 15.000 habitantes y es uno de los barrios con más densidad del Maresme a la vegada que también es de los lugares más estigmatizados. Esta es su historia.

La gran transformación llega a partir de la década de los años cuarenta. Antes, la zona era principalmente agrícola con huertas y viñas repartidas hasta la zona del Cementerio de los Capuchinos. Pero fue a mediados del siglo pasado cuando se empezó a expandir con la construcción del Grupo Cabanellas y la urbanización de Ciudad Jardín. Las casas unifamiliares por un lado y las de protección oficial por otra fueron transformando la zona urbanística de Rocafonda, impulsado también por la construcción del sector de la Esperanza de la mano del Ayuntamiento de Mataró.

Todo y este impulso, sería a los años 60 cuando el crecimiento de población que se vivió en todo Cataluña a raíz de los movimientos migratorios procedentes otros lugares de España impactó de pleno en el barrio de Rocafonda, dotando de una identidad obrera y también solidaria a la población que se instaló en la zona. Así lo recuerda Mateo Lobato, vecino del barrio entrevistado al Todo Mataró al 2014: "Se planificaron calles anchas, (en general), de trazados rectos, con aceras adecuadas y sin obstáculos. También se construyeron viviendas amplias, dado que una gran parte de las familias que procedían otras zonas de España solían venir con números importantes de hijos. En algunos casos más de 10. Se puede decir sin miedo al error que Rocafonda era el barrio modélico de Mataró".

Esta transformación, pero, no estuvo exenta de errores. La falta de aparcamiento en la zona y la falta de ascensores en los enormes y altos edificios que se llenaban de familias numerosas supusieron dos elementos estructurales que con el tiempo, harían que el barrio no fuera tanto atractivo para ir a vivir como en otros lugares.

La protesta contra el tancament de línies al Machado i Rocafonda. Foto: Sergio Ruiz
La protesta contra el cierre de líneas al Machado y Rocafonda. Foto: Sergio Ruiz

Un barrio combativo y reivindicativo

Trabajadores, solidarios y combativos. Los habitantes de Rocafonda no dieron nunca su brazo a torcer para conseguir derechos, equipaciones y todo aquello que consideraban justo para una vida digno. Rocafonda fue el epicentro de varias movilizaciones. La Asociación de Vecinos, activa desde antes de ser legalizada el 1975, lideró protestas para mejorar el abastecimiento de agua (que era servida por una empresa privada con problemas de abastecimiento constando), retirar las torres de alta tensión y reclamar escuelas. La lucha dio frutos: el 1978 nació la Escuela Rocafonda, impulsada por familias y maestras, y a partir de los años 2000 llegaron nuevas equipaciones como el JEFE, el Centro Cívico y el Casal de la Gente mayor.

En el barrio también se luchó para conseguir que los terrenos de Can Noé pasaran a ser espacios municipales, o la ocupación al 2014 del JEFE de Rocafonda durando más de 40 noches para combatir los recortes en el ámbito de la sanidad pública.

La segunda oleada migratoria

A los noventa y 2000 el barrio recibió una nueva oleada migratoria, esta vez internacional. Principalmente procedentes del Marruecos, pero también de países de la África subsahariana y de la América del Sur, estos nuevos vecinos encontraron a Rocafonda pisos más asequibles, todo y a menudo degradados. El cambio fue profundo y, como siempre, no exento de tensiones, como las dudas que se generaron alrededor de la construcción de una mezquita en 2002.

Escola Rocafonda. Foto: R.Gallofré
Escuela Rocafonda. Foto: R.Gallofré

El Ayuntamiento de Mataró y la Asociación Cultural Musulmana Al Ouahda firmaron el 2002 un convenio pionero que permitió trasladar las actividades de la entidad a un nuevo local de 300 m² bajo la Cruz Roja, adecuado a sus necesidades y alejado de las molestias vecinales que provocaba el antiguo espacio de la calle Gibraltar, a Rocafonda. El acuerdo, con un alquiler de diez años subvencionado parcialmente por el consistorio, se presentó como un modelo de política de integración y convivencia, y se extendió posteriormente al barrio de Cerdanyola. Años más tarde, al 2016, se regularizó la situación de la mezquita recalificando la parcela porque el oratorio se pueda considerar equipación.

Actualmente, Rocafonda es el barrio con cifra más elevada de inmigrantes dentro de la capital del Maresme con el 32,14% del total de su población, cuando a Mataró la cifra de inmigración es del 17,59%. Además, es el barrio con porcentaje más elebat de población nacida fuera de Cataluña: 52,61%.

La Ley de Barrios de 2007 y los retos de futuro

La Ley de Barrios fue clave para el presente y futuro de Rocafonda. Con casi 7 millones de euros de inversión aprobados al 2007, cofinanciados entre Generalitat y Ayuntamiento, el barrio pudo respirar después de décadas de déficits. Gracias a este programa se crearon nuevos espacios verdes como el Parque de Rocafonda, se rehabilitaron plazas y calles, se impulsaron equipaciones de referencia y se desplegaron iniciativas sociales, culturales y educativas que han marcado una generación. La transformación fue especialmente importante en un entorno denso, con viviendas envejecidas y una población diversa que a menudo había vivido más la desinversión que no el reconocimiento.

La mesquita de Rocafonda, en una imatge d'arxiu de l'any 2016
La mezquita de Rocafonda, en una imagen de archivo del año 2016

Pero los retos no se han desvanecido. Rocafonda todavía reclama más inversión para esponjar calles y plazas demasiado saturados, dignificar espacios históricos como el Hogar Cabanelles o su yacimiento romano, y asegurar que equipaciones imprescindibles como el instituto Cinco Sènies dispongan de un edificio definitivo y no de módulos provisionales. También se piden más recursos sociales, programas culturales descentralizados y una apuesta firme por la mediación y la convivencia en un barrio que también acaba apareciendo a la crónica de sucesos por enfrentamientos y situaciones tensas en sus calles.

Los datos no engañan y queda mucho para hacer. A Rocafonda, la renta mediana por persona es de 7.432 euros. Es decir, unos 12.800 euros menos que el sector con rentas más elevadas de la ciudad. A su alrededor, el resto de zonas censales de Rocafonda registran cifras muy similares, entre los 8.000 y los 9.500 euros. A pesar de todo, Rocafonda no acepta ser visto como un barrio de segunda: quiere ser reconocido como el que siempre ha estado, un ejemplo de orgullo obrero, diversidad y resistencia.

Por eso, que figuras cómo Lamine Yamal, estrella del FC Barcelona, hable abiertamente de sus orígenes y reivindique oportunidades por barrios como el suyo de forma desacomplexada ayudan a entender una realidad presente a Cataluña sobre la que hay que trabajar.

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