Allí donde la Llàntia y Cerdanyola se abrazan, hay una colina que, impasible, observa cómo la ciudad le da la espalda desde tiempos inmemoriales, mucho antes de que las murallas circundaran el entramado de calles estrechas del epicentro de la ciudad. Hoy en día, esas calles y sus historias siguen teniendo más relevancia que los senderos imposibles de la periferia, así como del callejón sin salida de historias que conforman la idiosincrasia de cualquier barrio periférico, donde los romances se tejen siempre desde la solidaridad y la ternura.
En las periferias, tan a menudo vulneradas, las historias de lucha y resistencia no necesitan ser contadas, porque si se extiende la palma de la mano, están en el alma de cada cruce y, sin demasiado esfuerzo, también se perciben en la forma de ser de todas las personas que le dan vida. La Llàntia y Cerdanyola no son una excepción, con la particularidad de que ambos barrios han crecido al abrigo de una colina que se ha convertido en refugio sin necesidad de muralla, porque el verde es algo que cautiva, pero que no se puede cautivar. Hasta que sucede.
ALXAC 2023 S.L ha propuesto crear un circuito de BTT y Biketrial en las parcelas agrícolas que conforman la colina y que desde siempre han sido de los barrios, ante el silencio de las instituciones.

Turó de Cerdanyola. Foto: R.Gallofré
Innegablemente, hay algo que una promotora sabe hacer mejor que nadie: lavarse la cara. El proyecto se vende como una propuesta lúdica y familiar, con el mínimo impacto a escala ambiental y una ínfima alteración del paisaje. En definitiva, una iniciativa privada y elitista que representa la tierra prometida para las personas amantes del BTT, perimetrada por una valla de madera rústica con malla metálica de 1,50 m de altura que reduce el verde rebelde de unos barrios obreros y orgullosos en beneficio del privilegio, del capitalismo y del abuso de poder.
Una valla de 1,50 m de altura que encierra los pinos, las orquídeas, las serpientes y los conejos. Una valla que mata los caminos y pretende limitar para siempre la libre circulación del vecindario y de todas las historias que este trozo de tierra ha amalgamado desde siempre: las de unos barrios levantados con mucho esfuerzo y las de sus gentes diversas y plurales. Una valla que no solo arrancará de raíz el tejido social y comunitario, sino que inapelablemente generará un impacto ambiental en detrimento de la montaña, incrementando la erosión y compactación del suelo y perturbando la reproducción de la fauna. Una valla que es muy posible que empiece a reducir la montaña antes de finales de año.

Terreno afectado por el proyecto
Estas líneas quieren ser una advertencia al ayuntamiento de Argentona y al de Mataró, a la Diputación y a los correspondientes Departamentos de la Generalitat que ya han otorgado permisos; pues sois cómplices del levantamiento de una valla que, como cualquier otra, solo se construye alrededor de estructuras de poder como las vuestras, las cuales están acabando por resolver el reparto, el acceso y la posibilidad de recursos en beneficio de unas pocas y por encima de todas las demás. El único lugar desde donde se pueden levantar las vallas es desde la vergüenza.
También quieren ser una rendija desde la que llegar a toda la ciudadanía y un llamamiento a la solidaridad entre barrios, con el ánimo de escribir el guion colectivamente. La colina de Cerdanyola, la montaña de la Cruz, es de todas.
¡La colina no se toca!
Mariona MB.
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