La sentencia del TSJC contraria al planeamiento urbanístico de la isla de Can Fàbregas y de Caralt no dice específicamente que la antigua fábrica tiene que reconstruirse a su emplazamiento original. Pero no deja lugar a ninguna alternativa, en realidad, puesto que pone de manifiesto que el traslado no se podía hacer y, al anular la ordenación urbanística de 2013, hace que la vigente sea la del 2007. Es decir, cuando la fábrica catalogada con el máximo nivel de protección todavía no había sido troceada y movida de su emplazamiento centenario.
Si el recurso al Supremo no sale adelante, al consistorio no le quedará más remedio que reconstruir la fábrica en el mismo espacio donde la desmontó hace 8 años
Si finalmente el recurso de casación que se presentará al Supremo para intentar salvar el planeamiento actual no sale adelante, el consistorio muy probablemente se verá obligado a reconstruir Can Fàbregas al mismo solar, hoy propiedad del Corte Inglés, de donde la desmontó. Y haciéndolo habrá tirado a la basura un total de 3,4 millones de euros. Para poner la cifra en contexto, es más de un tercio del total de inversión que el Ayuntamiento tiene previsto realizar en la ciudad durante este 2017.
Desmontaje, 1,8 millones; reconstrucción, 1,6
El desmontaje de Can Fàbregas y el traslado de las piezas al Vecindario de Valldeix, donde crian malvas desde hace ya 8 años, costó 1,8 millones de euros. El proyecto para reconstruirla está presupuestado en 1,6 millones de euros, en base a la idea de recrearla a la acera del delante para acoger la Casa de la Cultura Popular. Una idea prevista al planeamiento de 2013 que ahora ha sido tumbada por el TSJC, pero la cifra no será muy diferente si finalmente el consistorio lo tiene que reconstruir a su antiguo emplazamiento.
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