Artículo de Opinión de Carles Estapé
Artículo de Opinión de Carles Estapé

¿Exigir dimisiones o participar y arremangarse?

Carles Estapé reflexiona, en este artículo de opinión, sobre el trasfondo de las críticas políticas contra la regidora de Cultura del Ayuntamiento de Mataró Heidi Pérez

Leí, entristecido, a finales de julio, una campaña exigiendo la dimisión de la amiga Heidi Pérez, concejala (entre otros asuntos) de cultura en el Ayuntamiento de Mataró; y he podido ver el debate sobre la propuesta de resolución presentada por la CUP pidiendo su reprobación en el pleno.

Sí, me considero amigo de Heidi, la quiero y la respeto, aunque políticamente no compartamos la misma sintonía. Es bueno dejarlo claro desde un inicio por si algún lector quiere abandonar aquí la lectura del texto.

Exigir la dimisión de una concejala de cultura porque se considera represiva una actuación policial que no tiene nada que ver con sus competencias, o porque de madrugada no se ha podido hacer tanto ruido como otros años, o por una reacción (ciertamente desafortunada) ante una protesta (supuestamente pacífica) de un grupo de exaltados tachando de fascistas a quienes objetivamente no lo son; me parece una frivolidad.

Como también me ha parecido frívola y demasiado repetitiva la respuesta del concejal Gomar, portavoz del grupo municipal socialista apelando a los insultos recibidos por algunos concejales del PSC durante el “procés” para justificar algunas reacciones. (¡Lío monumental!) La supuesta normalidad institucional y política no acabará de llegar nunca a Mataró mientras algunos todavía no hayan superado los agravios de unos años que otros hemos querido digerir, asumiendo los errores y mirando al futuro con cierta ilusión contenida.

Se acusa a la concejala de no hacer caso a las “collas institucionales”, parece que democratizar Les Santes equivale a contar con las colles que por otra parte retiran el pedigrí santero a ciertos actos que parten de iniciativas cívicas “no homologadas”. También se la acusa de destrozar el yacimiento de Ca La Madrona y todo el mundo sabe que hay intereses que superan con creces el ámbito de la política cultural.

Les Santes necesitan actualizaciones urgentes, tanto como democratización, que quiere decir gobierno popular, que quiere decir participación ciudadana. No de algunos (no sólo los del pedigrí), sino de todos.

Este año, nadie lo ha puesto en valor, dos espacios enormemente significativos que han aportado una cierta contribución a esta urgente actualización de la Fiesta. El espacio de la prisión donde el MAC ha realizado una programación innovadora y necesaria aportando valor y novedad, y el espacio de la Llar Cabanelles, con una programación de calidad, que ha configurado un ambiente de intercambio y de conexión ciudadana impecable.

Lo diré sin rodeos para que nadie pueda decir que me subo a las ramas de un árbol del que no sabré bajar: La campaña pidiendo la dimisión de Heidi Pérez nace del mataronismo MTV. A los custodios de las esencias les molesta que una intrusa tenga capacidad de incidencia en la política cultural de la ciudad.

La Concejala de cultura tuvo una reacción desafortunada, inadecuada y poco democrática ante la protesta de un grupo de personas durante la Passada del 27 de julio. Incluso mintió, no actuó de acuerdo con el cargo que ostenta, y seguramente debería haber pedido disculpas, o incluso puesto su cargo a disposición del alcalde de la ciudad.

Pero mi percepción es que nos encontramos ante una campaña que pretende desacreditar a una persona que no sólo es una recién llegada a la política municipal, sino también una recién llegada a los círculos de “poder ancestrales” de la cultura popular mataronina (en el pleno el concejal Camprubí utilizó el eufemismo de “poco conocimiento profundo”).

Y la cultura popular mataronina está precisamente falta de personas recién llegadas, de voces frescas, de novedad e innovación. Y también de democratización que quiere decir participación popular, que quiere decir arremangarse y arriesgar.

El amigo Eloi Aymerich dice en su libro Col·lectiva 75 “trazar líneas entre tejidos diferentes. Ser enjambres de tejedores, cosidores, encuadernadores. Elaborar imaginarios transversales (...). Tejer puentes entre comunidades diferentes, espacios diferentes, personas diferentes, universos diferentes. El hilo de coser será siempre la memoria de un proyecto común donde haya un poco de espacio para todo y para todos”

Este hilo de coser, este proyecto común es la ciudad, su bagaje histórico y también su diversidad. Y los cosidores somos los ciudadanos.

El Concejal Canela, en el pleno del 4 de septiembre, fue el único que quiso incidir o poner sobre la mesa el debate urgente y necesario sobre la política cultural en la ciudad. Mataró lo reclama a gritos desde hace muchos años. Pocos han tenido el coraje de abordarlo.

En Mataró, se habla de cultura durante julio criticando el programa de Les Santes o protestando por el recorte de presupuestos, y a inicios de septiembre cuando se hace una tímida valoración para continuar actuando como siempre, y quien día pasa años empuja.

En una ciudad con cuatro concejales fascistas (estos sí) en el Ayuntamiento, desigualdades económicas crecientes y desarrollos urbanísticos que crearán nuevos barrios desconectados de la vida social y cultural de la ciudad, una política cultural cohesionadora y basada en esta voluntad tejedora que propone Eloi es una necesidad tan o más urgente que la limpieza de las calles o la seguridad en las plazas.

Se puede, es posible, construir políticas públicas con la participación de todos los tejedores y cosidores de la ciudad: las entidades, los creadores, los productores, los gestores. Hay ejemplos de ciudades que lo han hecho en el ámbito de la cultura y en otros ámbitos (a disposición si hace falta ayudar). Sólo hace falta ponerse, arremangarse y arriesgar.

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