El Solar de Can Fàbregas donde se tenía que instalar el Corte Inglés
Noticias relacionadas
El Solar de Can Fàbregas donde se tenía que instalar el Corte Inglés

Mataró y El Corte Inglés: una década de disparates y ridículos municipales

La sentencia del TSJC, reafirmada por el Supremo, supone un colofón brutal a un cúmulo de despropósitos que han mostrado la incapacidad del Ayuntamiento por lidiar con el proyecto

La sentencia del TSJC contraria al planeamiento urbanístico de Can Fàbregas, reafirmada ahora por el Tribunal Supremo en no admitir los recursos del consistorio, a la práctica imposibilita la llegada del Corte Inglés en Mataró. La sensación que transmite es que el juez que la ha redactado no da crédito al cúmulo de despropósitos que el Ayuntamiento ha cometido en los últimos años para intentar hacer un lugar al centro comercial. El magistrado de la sala del Contencioso-Administrativo, Manuel Táboes, cumple con la figura del espectador externo que no ha seguido el caso durante la última década y que, cuando le explican de golpe todos los disparates que han tenido lugar en Mataró desde el 2007, en especial el desmontaje y traslado de la fábrica, se pone las manos a la cabeza. "Excentricidad inverosímil", "delirio" y "irracionalidad extrema" son algunos de los calificativos que dedica en el Ayuntamiento en una sentencia durísima, brutal. Pero quién es capaz hoy de negarle la precisión de su juicio? El ridículo del Ayuntamiento –de todos los actores del consistorio, a lo largo de tres mandatos- ha sido absoluto, y ha demostrado su incapacidad de lidiar con un proyecto clave para el futuro comercial, económico y urbanístico de la ciudad. La cuestión es: cómo se lo ha manegat el consistorio para hacerlo tan mal?

La cronología de los hechos es, como el propio caso, de una gran complejidad. El capítulo inicial, dejando de banda las negociaciones previas con El Corte Inglés, se podría situar en enero de 2007, cuando el Ayuntamiento, gobernado por el tripartito PSC-ICV-ERC y con Joan Antoni Baron como alcalde y Arcadi Vilert como regidor de Urbanismo, anuncia que la construcción del centro comercial a la esquina de la ronda Alfons XII y la calle Miquel Biada implicaría la descatalogació y derribo de la fábrica de Can Fàbregas y de Caralt, hasta entonces protegida al máximo nivel como elemento patrimonial de la ciudad. Rápidamente un grupo de vecinos se organizan para parar la demolición, constituyéndose como la Plataforma Salvamos Can Fàbregas. No pasarán ni dos meses porque la entidad promueva una de las manifestaciones más grandes que se recuerdan en los últimos años a la ciudad, con unas 600 personas protestando contra el escombro. A tres meses de las elecciones municipales, el acto deja una estampa que será muy recordada: la presencia del alcaldable de CiU, Joan Mora, que cuatro años después será el edil de la ciudad y defenderá, entonces, la llegada del Centro Comercial. Una contradicción que los responsables del Corte Inglés nunca han entomat bien.

mora can fàbregas

Las discusiones sobre el valor patrimonial de Can Fàbregas acontecen bizantinas. Por unos es un símbolo de la Mataró textil e industrial que hay que preservar y darle un uso como equipamiento ciudadano. Por otros, un edificio "lleno de ratas" (traía años y cerraduras abandonado) que fue un error catalogar con el máximo nivel de protección puesto que por sí suele no tenía ningún interés. Las sospechas en ambos bandos no paran de crecer: los partidarios del derribo ven en la plataforma Salvamos Can Fàbregas un subterfugio de la CUP para desestabilizar el gobierno y un lobby de los tenderos del centro de la ciudad contrarios al proyecto. Desde la Plataforma y otros colectivos se critica la obsesión del gobierno por este emplazamiento como única alternativa, en la cualven intereses ocultos, sobre todo cuando previamente El Corte Inglés también había mostrado predisposición a otros solares como los del antiguo cine Iluro o al sector de Iveco-Pegaso.

Recreació virtual del futur Corte Inglés a Mataró

En junio de 2007 el PSC vuelve a ganar las elecciones y se reedita el tripartito con Baron al frente. La oposición ciudadana y las dudas legales –descatalogar un elemento protegido no es tan fácil- traen el ejecutivo a pensar en alternativas de cara a vaciar el solar para dar cabida al Corte Inglés. Primero estudia hacer una réplica en la acera del delante o al lado, pero a finales de año el nuevo regidor de Urbanismo, Ramon Bassas (PSC) anuncia que la apuesta definitiva será el desmontaje y traslado de la nave, pieza por pieza, y remontarla a la esquina de las calles Biada y Tetuan. Un proyecto con muy pocos precedentes que tenía que costar más de 3 millones de euros, que teóricamente acabaría asumiendo el operador que se instalara en la fábrica un golpe reconstruida (pero que al final tendrá que pagar el Ayuntamiento). Todo el lío, enorme a partir de entonces y finalmente desastroso, proviene de esta decisión.

La decisión de trasladar la fábrica pieza a pieza acaba aconteciendo la materialización más pura del concepto 'capgrossada'

La troca empieza a envolverse a inicios de 2008 cuando se hace pública la relación familiar de Ramon Bassas con dos socios de la empresa propietaria del solar de Can Fàbregas, Naves Biada. Algo que alimenta todavía más las dudas sobre los supuestos intereses escondidos del gobierno en este emplazamiento. En paralelo, se acumulan los contenciosos-adminstratius entre el Ayuntamiento y los propietarios de los sectores afectados por el proyecto (Ronda Barceló, Can Fàbregas y Can el Ymbern) tanto en cuanto a las expropiaciones como las cargas económicas que se tendrán que asumir por el traslado de la fábrica. En junio, pero, el gobierno recibe el apoyo de la Generalitat, que aprueba el Plan de Mejora Urbana que prevé el traslado de Can Fàbregas para hacer posible la instalación del Corte Inglés.

Imatge d'arxiu del desmuntatge i trasllat de la nau

El desmontaje de la fábrica empieza a hacerse efectivo a finales del año 2009, casi dos años después de anunciarse el proyecto: tarda tanto por el hallazgo previo de restos arqueológicos al subsuelo de la nave que hay que analizar. Las piezas desmunades finalmente se almacenan a un solar del vecindario de Valldeix, donde siguen ocho años después en un estado de conservación que se podría haber deteriorado después de tantos años a la intemperie. Parece, entonces, que todo empieza a ir rodado para el gobierno, especialmente porque el mismo año consigue formalizar la venta del solar al Corte Inglés por un total de 24 millones de euros. El consistorio le promete sacar la fábrica de allá y dejarle espacio para 26.000m2 de techo comercial edificable, en la construcción de la cual el operador comercial tiene previsto invertir más de 40 millones de euros.

Joan Antoni Baron y Ramon Bassas declararon por presuntos delitos urbanísticos, pero el juez de Mataró archivó la causa

Pero a inicios del 2010 el fiscal presenta una querella contra el ejecutivo municipal por presuntos delitos urbanísticos en el asunto Can Fàbregas. Y pocos días después cae la bomba: el juez imputa el alcalde Joan Antoni Baron y el regidor de Urbanismo Ramon Bassas y paraliza el traslado. El 26 de febrero declaran ante el juez y en abril este permite finalizar el traslado de la parte visible que quedaba de la nave, a pesar de que todo queda en stand-by puesto que El Corte Inglés no tiene permiso para hacer obras al solar. En junio Bassas queda desimputat por, a la cabeza de dos semanas y mediante un cambio de juez, volver a ser imputado y llamado de nuevo a declarar, cosa que hace durando más de 4 horas. En febrero de 2011 el juez decide finalmente archivar la causa sobre el traslado de Can Fàbregas y levanta las medidas cautelares que impedían la llegada del Corte Inglés a la ciudad. En abril, dos meses antes de las elecciones municipales, el gobierno modifica el Plan de Mejora Urbana del sector a petición de la Generalitat para eliminar posibles trabas a la instalación del centro comercial.

baron bassas can fàbregas

En junio CiU gana las elecciones por primera vez en Mataró y Joan Mora, que cuatro años antes se había manifestado detrás la pancarta de la plataforma Salvamos Can Fàbregas, acontece el alcalde de la ciudad y el interlocutor con El Corte Inglés porque este, de una vez por todas, empiece las obras del edificio. En diciembre el operador consigue licencia comercial por parte de la Generalitat y en enero de 2012 se produce una de las fotos más esperadas: la formalización de la compraventa del solar por parte del Corte Inglés, rubricada por Mora y por el director general de la empresa, José Miguel Abad. Entonces se anuncia que, si no hay contratiempo, el centro comercial podría abrir puertas en otoño de 2014, dando pie a la creación de un millar de puestos de trabajo. Parece, ahora sí, que todo va de cara para empezar las obras de construcción de este edificio de 4 plantas y seis de subterráneas, incluidas un aparcamiento de casi 1.000 plazas. Falta poco para la estampa más deseada, la de la colocación de la primera piedra del inmueble.

firma corte inglés

Pero no. El noviembre de 2012 el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña –el mismo que ha acabado enterrando el proyecto el julio de 2017- declara que el Plan de Mejora Urbana de la Isla de Can Fàbregas es "nulo de pleno derecho" y considera que el traslado de la fábrica contradice el Plan especial del patrimonio arquitectónico de Mataró. Lo dicta en una sentencia en respuesta a la demanda presentada por la Plataforma Salvamos Can Fàbregas, que en todo este tiempo no ha tirado la toalla. El revés judicial al proyecto es absoluto, y en diciembre El Corte Inglés anuncia que aplaza el inicio de las obras hasta que no se resuelva el embarullado panorama judicial. El gobierno se ve obligado a revisar todo el proyecto para intentar cumplir con el que le reclama la sentencia del TSJC, y a la vez a llegar a un acuerdo con la CUP y laPlataforma Salvamos Can Fàbregas porque dejen de recorrer a los juzgados el planeamiento urbanístico. La solución, aprobada por unanimidad al Pleno de marzo de 2013, pasa por la reconstrucción de Can Fàbregas a pocos metros de su ubicación original, a la esquina de la calle Biada con Tetuan, para convertirla en la sede de la futura Casa de la Cultura Popular (un equipamiento destinado a acoger todo el año las figuras y comparsas mataronines y a destacar la importancia de Las Santas). En junio la Generalitat da el visto bueno a las modificaciones del Plan General y del Plan de Patrimonio aprobada por el Ayuntamiento que tendrían que legitimar el traslado de la nave.

Desde el año 2013 El Corte Inglés ha argumentado quehabía inseguridad jurídica para evitar empezar las obras. El tiempo le ha dado la razón

El Corte Inglés, pero, no mueve ficha. La empresa considera que todavía hay flequillos legales que generan inseguridad jurídica, como por ejemplo los recursos contenciosos administrativos que han presentado particulares al proyecto de urbanización de los entornos de Can Fàbregas. La preocupación de la operadora tiene una base real, cómo ha acabado demostrando la última sentencia del TSJC, pero también es cierto que su situación económica es mucho más delicada que la del 2007, y muy menor la predisposición a invertir una milionada en la construcción de un centro comercial en años de plena crisis y caída del consumo. Desde el consistorio se defiende que estos impedimentos jurídicos no son tales, que por lo tanto todo el proceso está controlado y que la pelota está al tejado del Corte Inglés.

Solar on anirà la Nau de Can Fàbregas

Es evidente, pero, que de flequillosquedaban unos cuántos. Entre ellos, el que ha acabado de matar del todo el proyecto. Se trata del recurso que en 2015 presentó la Asamblea Labradora contra el último planeamiento urbanístico. Qué hace un colectivo de agricultores litigante en contra de una modificación urbanística en pleno casco urbano? Ejercer una medida de presión porque el consistorio ceda en sus pretensiones en dos cuestiones concretas que notienen nada a ver. Por un lado, el traslado del trazado del Tren Orbital (un proyecto de la época de las vacas grasas que seguramente nunca será realidad) a su paso por las Cinco Sènies, puesto que consideran que afecta demasiado la actividad agrícola. Por la otra, la inclusión de más inmuebles al Catálogo de Masías impulsado por el gobierno municipal, de cara a permitir en estas casas nuevas actividades económicas más allá del campesinado.

Cuando Boto accede a la alcaldía se propone como prioridad desbloquear la llegada del Corte Inglés, pero no lo ha conseguido

El junio de 2015 el alcaldable socialista, David Boto, gana inesperadamente las elecciones y se convierte en el edil de la ciudad con el apoyo de Convergència. Tal y cómo había anunciado en campaña, la primera acción que realiza un golpe recibe la vara de alcalde es establecer contactos con el director general del Corte Inglés, por un lado, y con la Asamblea Labradora por la otra, para intentar desencallar la situación. Pero esta no se llegará a desbloquear nunca. Durante los dos años hasta ahora de mandato de Boto no se produce ningún adelanto significativo. El Ayuntamiento reclama a la Generalitat el cambio del trazado del Tren Orbital e incluye más masías en el catálogo, pero la Asamblea Labradora sigue sin retirar el recurso. En una entrevista con Renacuajo, a mitad mas de junio de este 2017, el alcalde asegura que todavía no ha perdido la confianza en la llegada del Corte Inglés, pero que todo depende del que dicte el TSJC en base al recurso de los labradores. Y cuando la sentencia llega, pocas semanas más tarde, la jarra de agua fría es absoluta, por el que dicta y por cómo lo hace. "Desarraigar un conjunto catalogado con el máximo nivel de protección de su ubicación para traerlo, empaquetado y a trozos, a un paraje agrícola a la espera de ser reubicat a escasos metros de su lugar de emplazamiento original se revela una excentricidad inverosímil", escribe el juez, en una de las muchas frases para enmarcar.

Bote i Calpe, a la roda de premsa per valorar la sentència del TSJC.

La decisión judicial comporta la anulación del PMU de 2013 e implica cerrar el círculo de la forma más ignominiosa posible, puesto que se vuelve en su punto de partida de 2007. En el estado de la cuestión de hace 10 años, cuando la fábrica todavía era allá, a su emplazamiento original, sin desmontar. Al mismo solar hoy propiedad del Corte Inglés, que lo adquirió con tal que de la nave noquedara ni rastro. Oficialmente el operador comercial sólo ha dicho que está estudiando la sentencia. El Ayuntamiento mientras tanto ha anunciado un recurso de casación al Supremo para intentar mantener el planeamiento vigente (recurso que puede traer entre 4 y 5 años para una decisión definitiva) y a la vez ha afirmado que intentará convencer la empresa para adaptar el proyecto a la nueva realidad, algo que parece del todo imposible. Los interrogantes que se abren a partir de ahora son múltiples. Para empezar, el Ayuntamiento se puede ver obligado a reconstruir la fábrica al mismo lugar de donde la desmontó, enviando 3 millones de euros directamente al cubell de la basura. El Corte Inglés, por su parte, podría verse en la tentación de reclamar los 24 millones de euros que pagó en el Ayuntamiento por la compra del solar, puesto que es evidente que no se han cumplido las condiciones prometidas por el consistorio.

La decisión del Supremo de no admitir a trámite los recursos de casación del consistorio, anunciada este mes de diciembre de 2018, supone el entierro del proyecto. Esto implica que hay que redefinir toda la política comercial y todas las iniciativas de reactivación del centro de la ciudad, prioridad del mandato actual. Y, desde las alturas, Mataró Parco se lo mira todo seguramente rozándose las manos, mientras a pie de calle la ciudadanía ha asistido atónita además de 10 años de disparates y ridículos absolutos. El concepto "capgrossada" en su materialización más pura.

* El artículo ha sido actualizado el 11 de diciembre de 2018 para añadir la decisión del Tribunal Supremo de no admitir a trámite los recursos presentados por el Ayuntamiento contra la sentencia del TSJC

Comentarios